Delegación del Seminario celebra Semana Santa en el Norte

Una delegación de 5 personas, compuesta por Patricio Kelter, Rodrigo Pedraza y Jesús Apiolaza, seminaristas de teología; Willi Andrade, alumno subprefecto de propedéutico y seminarista de la diócesis de Copiapó; y el Padre Andrés Ferrada, prefecto de la casa de teología, recorrieron 800 kilómetros para celebrar la Semana Santa con algunas comunidades del norte. A su vez, llevaron un cargamento de suministros, con el objetivo de aportar, tanto material como espiritualmente, a la restauración y consuelo de las personas afectadas por la catástrofe.

En una primera instancia llegaron a Diego de Almagro. Luego fueron enviados por Monseñor Celestino Aós, obispo de Copiapó, a la ciudad de Chañaral. Una vez en ahí, el párroco los destinó al pueblo de El Salado, distante a medio camino entre Chañaral y Diego de Almagro.

La localidad de El Salado, fue una de las más afectadas por el alud. Gran parte de sus edificios fueron destruidos, incluida la iglesia de San Lorenzo. Los servicios básicos aún no estaban cubiertos y el barro cubría la mayoría de las calles. En ese contexto, nuestra delegación levantó una pequeña carpa en el campamento de emergencia ubicado en la ribera sur del río El Salado.

El jueves Santo, junto a la comunidad, celebraron 2 misas de lavatorio de pies. El mensaje de servicio que Jesús transmite a sus discípulos, se pudo experimentar totalmente ante las innumerables muestras de solidaridad que han existido estas semanas. Ya el día viernes, se realizaron servicios simples y varias visitas a ancianos y familias afectadas. También se llevaron a cabo dos Vía Crucis, uno en el campamento y otro por las calles del pueblo. Luego se visitó un hogar de ancianos y se realizó un responso a 2 abuelitas fallecidas esos días. Finalmente, el día sábado santo, se celebraron dos Vigilias Pascuales: una en la capilla del Carmen y otra en el campamento, junto a dirigentes y voluntarios.

Una vez finalizada la Semana, la delegación retornó a Santiago, con la confianza de haber sembrado una semilla de esperanza en medio del dolor. El Padre Andrés Ferrada declaró que pudo experimentar realmente que “la fe se fortalece dándola.”